Siempre ha resultado atrayente la capacidad de los gatos para caer de pie. A veces, y si no nos informamos bien al respecto, podríamos creer que tienen cierto dominio sobre la gravedad y pueden volar o levitar, solo que se cuidan bien de que no los veamos mientras lo hacen para que no arruinemos sus planes de dominar el orbe y someternos como sus esclavos, tal y como las mejores ficciones gatunas plantean.
No obstante, vuelen o no, estas imágenes captadas en el momento justo de saltos o caídas de gatos hacen ver a sus protagonistas como verdaderos maestros del aire, lo cual les da otro mérito adicional para la conformación de ese expediente repleto de misterios e incertidumbres como la cantidad de vidas y el secreto de sus ojos.